Espacio para la publicación de noveles autores

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Los Cuervos Literarios nace de una inquietud que tenía tiempo revoloteando en la mente de Adolfo Salavarría , la cual le llevó a unir en u...

domingo, 4 de junio de 2017

Las Sátiras de Kevin Ramírez

Kevin Ramírez es un joven estudiante de Los Teques, participó en el "Taller de Creación Poética" dictado por nuestro cofundador Adolfo Salavarría y desde un primer momento Kevin mostró lo que sería la manera como escribiría. Los Cuervos Literarios comparte con ustedes un poco de su trabajo, que sigan los frutos.

Amigos para la vida

La vida pasa
y nada queda,
los años no perdonan
ni se quejan,
los amigos se van
y no quedan para siempre,
unos falsos y otros verdaderos,
aunque ambos sean por momentos,
tú solo agradece
y mira su desempeño,
ten en cuenta que solo puedes caminar con ellos
en un breve tiempo,
sé alguien serio y concreto,
solo espera,
que si son buenos amigos...
regresarán en algún momento,
sin más na' que decir,
solo espera tu destello.


Escrituras sobre mí

En mis noches de augurios,
en mis noches de frío,
te escribo a ti y no sé porqué lo digo,
esas noches de pesadillas
lo escribo, no para que te guste,
ni animarme,
para mí son solo palabras escritas
que salen de mí,
pensamientos que rondan en mi cabeza
que solo puedo escribirlos
porque así es mejor,
para no olvidarlos
ni en visto dejarlos,
no te creas muy importante,
pues, no todos son para ti,
algunos son para la vida
y otros para mí.


El amor de Farafá

Farafá tenía a Migraña,
Migraña tenía a Farafá,
todos los días con ella se levantaba
aunque sea desde la cama,
no siempre al levantarse la encontraba,
a veces desde el mediodía comenzaban
¡pero algo es cierto!
Siempre la agarraba,
Farafá ya se acostumbraba
a tal Migraña,
ya ni le fastidiaba,
siendo extraño
pero en realidad Farafá
ya no se quejaba,
así Farafá quedó junto a Migraña
y por ella la vida daba,
así terminando en la tumba abrazados.

¡Sí! Esa fue la historia de Farafá,
la historia de amor junto a Migraña.
 
 Sátiras de mi vida (III)

Sátiras, sátiras, sátiras...
¿Qué piensan de ti?
Algunos las rechazan,
y yo las escribo así,
a veces no en la noche
sino también de día,
no todas felices,
ni todas tristes
¡aunque sí!
su sarcasmo siempre existe,
unas buenas
quizás otras malas,
pues siempre escribo lo que me dicte
¡por supuesto! la razón
y no el corazón,
sino serían románticas
y no llenas de pavor.

Con esta guitarra siempre me inspiro
y apuesto que nadie sabe que esto escribo,
hasta que un día se publique en un rinconcito,
mientras, seguiré escribiendo las sátiras de mi vida
¡pero con otra intención!

martes, 23 de mayo de 2017

Desde mi auto exilio


Venezuela fue considerada durante mucho tiempo como una nación de personas hospitalarias, donde las personas de otras latitudes eran recibidas con las brazos abiertos sin importar cuál había sido su punto de partida o la razón por la cual pisaban estas tierras.

Sin embargo, la historia ha cambiado de un tiempo para acá. Ahora, son cientos de venezolanos los que buscan un mejor destino en otras latitudes y, no son pocos los que ven renacer su patriotismo una vez que cruzan las fronteras. 

En Los Cuervos Literarios te invitamos a leer "Desde mi auto exilio" en el blog personal de su autor





martes, 18 de abril de 2017

La casa de la bruja - José Rafael Pocaterra

I
Cuando pasaba el alegre grupo de muchachos a remontar cometas —a los que dicen pintorescamente “papagayos” en mi país— por las colinas de Agua Blanca, veíamos con horror aquella casucha de adobes rojos techada de palmas y de pedazos de latón, con el único agujero de su ventana mirando como un ojo siniestro hacia lo más sombrío del callejón…Rodeábala una palizada de cardos, y alzábase en el aislado arrabal,   más aislada que todas, solamente protegida por la falda escarpada y áspera del cerro.
Era “la Casa de la Bruja”.
II
Recorriendo la ciudad, de puerta en puerta, desde el amanecer, recogíase con el día cuando comenzaban a encenderse las farolas urbanas que parecían arrojarla del poblado. ¡Cuántas veces vi a la luz fantástica de los crepúsculos, más horribles en su extraña demacración, la nariz más curva y el manto más raído, perderse su silueta al doblar una esquina, al extremo de las calles rectas y tristes de mi tierra natal!
— ¡La bruja! ¡La bruja!
Y eran gritos y pedradas; voces de todos los granujas. Si la acosaban y un guijarro iba a golpear su pobre armadijo de huesos, sacaba del manto un dedo muy largo, señalaba el cielo y regonzaba una especie de protesta monótona como una oración.
— ¿Por qué no busca un trabajo? Póngase a servir en una casa; usted está ¡buena y sana!
Sin responder, echaba ella a andar calle abajo ondulando su verdoso manto, como una bandera de miseria.
III
Pasaba por la vida fastidiosa de la provincia envuelta en una atmósfera de terror y de supersticiones; evocaba cosas macabras, vuelos a horcajadas en palos de escoba para asistir al sabat demoníaco, la misa negra en una cueva pavorosa  cocinando en marmitas de caldo de azufre tiernos niños que morían después de chuparles la sangre.
Creíamos verla volar por sobre los techos en Semana Santa, después de beberse el aceite en las lámparas de las iglesias, cantando el pavoroso estribillo que nos enseñaron las criadas:
“¡Lunes y martes
miércoles, tres!
jueves y viernes…
Y una voz, la voz misma de Satanás, añadía:
“Sábado seis”.
Noches de no poder dormir viendo su rostro en los pliegues de las ropas colgadas, en las sombras que hacían danzar sobre las paredes la lámpara encendida a la virgen, cuya mecha chirriaba de un modo muy particular…Y arropándonos hasta la cabeza, parecíamos oír el horrible estribillo:
“Domingo siete”
IV
Para acrecer aquella superstición del lugar, observábanse en ella detalles que la acusaban, pruebas que en la edad media hubieran bastado a dar con sus huesos en la hoguera; ¿para qué eran aquellos misteriosos hacecillos de hierba que ocultaba en el manto? ¿Qué menjurjes contenía aquel frasco colgado de una cuerda con el cual mendigaba, en las boticas, aceites o ácido fénico, o bálsamo sagrado, drogas todas para preparar ungüentos malignos contra la dicha, la fortuna o la salud de los demás?
Cerca del matadero público, alguien la sorprendió envolviendo en su pañuelo un cuervo muerto, y la mañana de un domingo los muchachos del arrabal la hicieron descender del caballete de la casucha a pedradas. Gritó, furiosa, que estaba componiendo el techo, porque llovía sobre su cama; pero ¿a quién iba a meterle tamaño embuste? ¡La había sorprendido al amanecer sobre la casa, al regreso de la misa del sábado y no pudo bajar al canto de los gallos se le había acabado “el encanto”!
— ¡Ave María Purísima! –gritaban desaforadas las mujeres en los corrales. Los perros ladraban furiosos y aquel día la bruja no pudo salir, porque llovieron, como nunca, piedras y abrenuncios sobre la casa maldita.
V
Una semana después el niño de la vecina que fue la primera en avisar la aparición de la bruja en los techos, murió de una calentura. Se le fue poniendo amarillo, amarillo como si le chuparan la sangre.
El doctor dijo lo de siempre: que era paludismo, y el señor Cura, que sin duda no quiso desmentir al médico, les reprendió ásperamente:
— ¡Qué brujería, ni hechicería, hatajo de estúpidos! Vivan mejor con Dios y tengan más caridad para esa infeliz mujer…
Mucho era el respeto que les merecía aquel rudo pastor lugareño y francote que llevaba a pie a la hora que fuese, bajo el sol o bajo la lluvia, amparado en su paraguas, los auxilios diversos a dos y tres leguas a la redonda. Pero nada pudo contra el rencor del vecindario hacia aquella malvada mujer que vivía matando niños y echando daños: patios enteros de gallinas que se perdían víctimas del moquillo; hombres que siempre fueron excelentes maridos se “pegaban” a otra; el pan de maíz casi nunca levantaba en el budare; hubo viruelas…
— ¡Nada! ¡Nada! Digan lo que digan, esa mujer va a acabar con el vecindario.
Y resolvieron llevar la queja a la autoridad.
VI
El consabido andino y Jefe Civil oyó gravemente la denuncia. Depusieron los testigos, se acumularon pruebas fehacientes, y el más caracterizado, el padre de la criatura muerta formuló:
—Nosotros no queremos el mal de naiden, contrimás el de una pobre sola; pero es el caso que no nos deja vida; y ya no es con las cosas de la mujer diuno; de la salú y de los animales, sino que asina mesmo quiere urtimarle a uno las creaturas…Y eso no, señor Jefe-civil, eso sí que no –protestó con la voz sofocada de lágrimas al recuerdo de su hijito muerto.
El funcionario apoyó la demanda. ¿Acaso él no sabía a qué atenerse con las gentes ociosas y mal entretenidas?
— ¿Cómo le parece a busté? —añadió—.Siempre paran en brujerías. En Capacho se dio el caso de una bruja, pero noje pasaron ocho días cuando ya el Bachiller Primitivo le buscó la contra, ¿no?
Luego los  despidió solemne:
—Bueno, pues, ya la autoridaz está en cuenta para proceder. Váyanse tranquilos, los amigos.
Y como era hombre activo y eficaz, organizó la patrulla para caerle encima esa misma noche y sorprenderla en plena “brujería”.
— ¡La vamos a coger infraganti! –dijo gozoso al secretario terciándose la peinilla. Busté se me queda en el teléfono por si acaso…
La ronda aumentada con los vecinos que esa noche se incorporaron voluntarios, rodeó la casa misteriosa. Y con el Jefe Civil a la cabeza se deslizaron ocho hombres por debajo de la palizada. Trataba éste de darle ánimos y le salían el miedo y los refranes con igual violencia.
—Procuren no hacer bulla, porque “brujo no duerme”. En el silencio nocturno, negra y muda, se alzaba la casa. Parecíales más lógreba, más siniestra, más grande.
De repente uno señaló un bulto hacia el centro del patio.
— ¡Veánla, allí está!
— ¡Ave María Purísima! –masculló otro.
Y un tercero prudente aconsejó con voz temblorosa:
— ¡No le diga asina, compadre, que se nos vuela!
— ¡Sí le liga! –exclamó valerosamente el Jefe-civil, santiguándose en la oscuridad.
Y heroicamente hizo irrupción seguido de sus ocho valientes.
— ¡Vamos a ver, pues, qué tiene la amiga por aquí! Sorprendida la pobre mujer, nada respondió, arrojando la colilla del tabaco que fumaba, con el fuego hacia dentro, en un reguero de chispas; ese triste hábito de lavanderas y de ancianas hambrientas, que así logran conservar algún calor dentro de la boca. Pero aquellos hombres jurarían que ella escupía candela. Y uno tímido, con las piernas y la voz debilísimas, saludó aterrado:
— ¡Buenas noches, mi señora!
—Vamos, ordenó reponiéndose el Jefe, al constatar que era un cabo de tabaco: –¡Basta de necedades! Prenda una luz, señora.
—Yo no tengo vela…–balbuceó todavía llena de terror.
Y él, heroico, la increpó en tono burlón:
—No venga con eso. ¿Brujo sin vela?… ¡Basirruque!
—Venimos a registrarle la casa –advirtió el segundo en carácter.
—Pues yo no tengo luz, y aunque tuviera no la encendería para que otro venga a registrarme la casa –repuso resuelta, poniéndose de pie, comprendiendo de súbito lo que aquellos hombres pretendían.
—Mire, señora —aconsejó el que temía que echase a volar—, no se oponga a la autoridad: el señor es el Jefe-civil de la parroquia, el general Circuncisión Uribe. Y designó al cabecilla, quien, a su vez, desnudando la peinilla, intimó:
—¡Uno que encienda algo, vamos!
Y mientras corría alguno al vecindario en busca de un candil, la infeliz protestaba enérgicamente de aquel atropello. Ella era una pobre mujer, sola, que no hacía daño a ninguna persona; que no se metía con nadie, ¿por qué, pues, la acosaban hasta en su casa como aun perro rabioso?
—Esto lo vamos a ver… —observó el Jefe. Por el momento, si no tiene nada malo que esconder, ¿por qué se opone a la autoridaz?
— ¡Porque estoy en mi casa!
—Esa no es razón, mi señora –concilió el vecino, que esperaba verla salir volando de un momento a otro.
—Ultimadamente, con la autoridaz no se discute… ¡Aquí está ya luz!
Mientras uno, delante, empuñaba en alto el candil, el grupo de héroes avanzó hacia la puerta de la única habitación que había a lo largo del cobertizo, y en cuyo umbral como una leona, con la cabeza desmelenada y los brazos abiertos, la mujer se irguió:
— ¡Aquí me matan ustedes, pero no pasan, no pasan!
Era tan soberbia la actitud de la desgraciada, que retrocedieron intimidados…Pero alguno gritó, con el grito gozoso y salvaje de los cazadores de montaña:
— ¡No les decía yo que aquí había algo!
—Apártese, señora.
Y manos villanas, que nunca falta, la apartaron de un empujón formidable, brutal, para aquella armadura de huesos.
Cayó encorvada, golpeando la pared con la frente, ronca de rabia y de impotencia.
— ¡Sinvergüenzas! ¡Cobardes!
La luz del mechón alumbró un aposento estrecho; en los muros había colgadas ropas, telas de araña, manojos de plantas, un tabla mugrienta, aparador y altar del Santo borroso en que ella se apoyaba…Y al bajar la luz dieron un grito que el horror ahogó en las gargantas.
Sobre un camastro cubierto de  hojas de plátano, tostadas por la fiebre, estaba una cosa hinchada, deforme que debía ser algo humano, pero tan monstruoso y lleno de escamas y de oscuras pústulas, que más se asemejaba a esos troncos muertos bajo la roña vegetal.
Aquello trató de incorporarse. Y vieron, entonces, en un rostro tumefacto, encuadrado por dos orejas enormes, como dos lonjas de carne fresca, los ojos reventados, que lloraban un pus sanguinolento, el agujero negro, que era boca y nariz donde bailaba la lengua horriblemente, ululando y lamento, una especie de aullido, como el rumor del agua pues a hervir.
— ¡Un lázaro! ¡Un lázaro!
Y dejando caer el candil que se apagó en un silbido de tragedia, huyeron enloquecidos por el espanto.
Sí, un lázaro; un desgraciado a quien la enfermedad antigua y tremenda iba devorando lentamente a pedazos sobre la yacija de su miseria; un atacado del viejo mal de la Escritura, que martirizó a los profetas y a los santos; otra víctima del remoto contagio asiático, que los cruzados llevaron a Europa, y a los barcos negreros trajeron a la América desde el litoral africano.
Toda la brujería de la bruja era aquel pobre leproso, aquel hijo infeliz que ocultaba en el fondo del casucho, riñendo con el más sagrado de los heroísmos, una diaria batalla contra el hambre, las enfermedades y los hombres… A esa bruja horrenda que llenaba de odio y de pavor a los niños de la ciudad, su enfermo, su hijo, en las cóleras inmensas de la desesperación, en el negro humor de su desgracia, la tiraba de los cabellos, la golpeaba brutalmente, la estrechaba contra sus carnes hinchadas para contagiarle el horrible mal.
VII
El enfermo fue recluido en la leprosería de Cabo Blanco; su madre estuvo detenida unos días y luego no se supo más de ella…La autoridad dispuso quemar la casa que se aislara el sitio.
Por eso cuando regresaba el alegre grupo de muchachos a remontar “papagayos” en la colina de Agua Blanca y nos sorprendía el anochecer cerca de la casa maldita –de la cual no quedaba sino un pedazo de techo, la pared de adobes rojos y el negro agujero de la ventana– pasábamos corriendo.
Nos parecía que la bruja iba a asomar por aquel hueco la cabeza desmelenada para maldecirnos…
VIII
Cuando encuentres, al paso, en las calles desiertas de tu ciudad natal, una de esas ancianas que parecen huir, encorvadas y tímidas, amparándose a la sombra irrisoria de los aleros o refugiadas de la lluvia en el quicio de algún portón, no les quites la acera ni vuelvas el rostro con disgusto. Tú no sabes, ¡oh transeúnte! , qué prodigio de heroísmo, de abnegación y de amor ocultan a veces esos mantos raídos de las pobres viejecitas brujas.
José Rafael Pocaterra.

domingo, 26 de marzo de 2017

Jóvenes Poetas

La escritura siempre ha estado presente en las necesidades del hombre, quizá algunos no lo consideren así, pero como prueba de ellos podemos citar la gran cantidad de escritos en diferentes maneras e idiomas conocidos y por imaginar. En ocasiones, solo se necesita un incentivo para que poder plasmar las ideas, Los Cuervos Literarios se enorgullecen de presentar a estos jóvenes poetas, de los cuales estamos seguros les darán a nuestros lectores mucho que leer.

Belleza (Bárbara Navas)

 Belleza,
esa palabra me mandaron a expresar
¿Cómo hacerlo?
Si tu belleza es externa,
se centra solo en tus ojos,
en tu risa que resuena,
tu belleza no puede estar
en tu interior
porque eres frío como el hielo
y seco como el desierto.

¿Cómo hablar de tu belleza?
si es tan complicada,
si cuando te mando flores
tú me mandas dagas,
puedo decir lo bella que es una flor
o cuando se esconde el sol,
pero de ti,
no hay más que esa belleza exterior.

De mí, para ti (Demi Peña)

En mi corazón siempre te guardé,
en mi corazón siempre te admiré,
con mi corazón siempre te cuidé,
en mi corazón siempre te tendré.

Mi corazón siempre te pertenecerá
aunque conmigo no quieras estar.

En mi corazón siempre estarás
te amaré hasta el final.

La forma de expresarte (Navil Roselló)

Ya no sé cómo expresarme,
ya nada tiene sentido.

Tu forma de expresarte
es como un tornado,
siempre da vueltas
y mi cabeza se marea,
¡ah! ¡Pero vaya coincidencia!,
yo me expreso igual.

Esa forma de expresarte,
no la vayas a cambiar.
 

domingo, 5 de marzo de 2017

Taller de Creación Poética (8)

En nuestra penúltima reunión antes de presentar el trabajo realizado al público recibimos la visita del Diario Avance http://diarioavance.com/artes-y-espectaculos/cultura/poesia-los-pequenos-la-cecilio-acosta/

Los estudiantes realizaron nuevos poemas:

Sátiras de mi Vida (Kevin Ramírez)

Noche, linda y oscura,
peligrosa pero rabiosa,
escribiendo con sarcasmo
así me siento e inspiro yo,
escribiendo muchas sátiras
me la paso yo
sin hablar ni pensar
escribo estos versos yo.

Arte Poética (Samuel de Andrade)

Escribo con inspiración
por esos ángeles caídos
con ganas de disfrutar placeres,
desde muy atrevidos
hasta muy suculentos
escribo esto porque quiero
que ellos vuelvan al cielo,
pero eso es imposible
porque son bien retrogrados.

Mamá Te Quiero (Mariangel Flores)

Mi mamá hace todo por mí,
yo la adoro con todo mi corazón,
y no sé qué puedo hacer,
pero lo que ella hace,
no lo puedo perder,
y por toda razón,
esta poesía la escribo yo.

Felicidad (Navil Roselló)

A mí me gusta escribir
tan solo si tiene sentido
ya que si no rima
no lo pasaría ni con vino,
me deleita tu sonrisa
que es de forma muy bonita
y con mis letras emito sonido
un sentimiento de felicidad,
y lo escribo por ti
mi mayor felicidad,
mi mundo de luz
espero siempre mantengas el glamour.

La Música... (Kiowa Calzadilla)

Algo tan sorprendente
te llena el alma y te hace vivir,
te hace sentir feliz,
ella nunca te fallará,
ella siempre te acompañará,
para ella escribo hoy,
ella siempre llena mi corazón,
me llena el alma completa,
complementa mi existencia,
si ella no existiera
no sé qué sería de mí...
si la música no existiera
no sé qué podría hacer,
ella me acompaña en mi insomnio
y me ayuda a crecer.

Arte Poética (Eurelis Rangel)

Te escribo porque te amo
y porque me respiro en ti.

El sol brilla fuerte,
es la luz de la mañana,
tus zafiros me hipnotizan
y tus ojos son mi vida.

Como aquella bella luciérnaga
que brilla todo el día.

Eso eres,
una bella luciérnaga
que ilumina mi día.

Para Ti (Paola López)

Para ti,
que tu recuerdo aún vive en mí,
porque te extraño,
porque de menos te echo,
quizás no vuelvas,
pero aún así,
te escribo estos versos.

Arte Poética (Víctor Gil)

Hoy tengo flojera y por eso escribo este verso,
del cual no tengo idea de qué escribir
pero recuerdos un poco dispersos vienen a mí,
escribo este poema porque hoy tengo flojera,
pero veo un día bonito que afuera me espera.

Escritos (Bárbara Navas)

Mi corazón late sin cesar
y a ti te escribo para poderlo expresar,
tú iluminas mis noches obscuras
y ni siquiera te inmutas,
con tu hermosa mirada azul
desprendes una cegante luz.

Para ti son estos versos
que expresan mi amor eterno
y escribo con un intenso deseo.

viernes, 3 de marzo de 2017

Cadáver Exquisito

Según http://bvhumanidades.usac.edu.gt/items/show/133 "Cadáver exquisito es una técnica por medio de la cual se ensamblan colectivamente un conjunto de palabras o imágenes; el resultado es conocido como cadáver exquisito o cadavre exquis en francés. Es una técnica usada por los surrealistas en 1925, y se basa en un viejo juego de mesa llamado "consecuencias" en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración."

Esa técnica la trabajamos en nuestro "Taller de Creación Poética para estudiantes de educación media general" y el resultado lo pueden apreciar bajo estas líneas:

Cadáver Exquisito I

"No sé qué te ocurre, que tan rápido te aburres
me siento bien junto a ti
la muerte llegó sin avisar
¿Qué haces? ¿Te sientes bien?
tu amor me hace bien
y nunca lo imaginé
porque iluminas mis versos
¡Vivan las hallacas!
este cadáver se va a la basura
la soledad es nuestra mejor amiga
hoy empiezo mi aventura
iluminando con mi guitarra
con una leve pero emocionante melodía de fondo...
ángeles caídos."



Cadáver Exquisito II

"Tú iluminas mis noches obscuras
y nunca pensé que esto pasaría
las tomadas grandes que tocó
recuerda esconder el cadáver
recuerda, que nunca escaparás de él
feliz sin ti nunca
me siento feliz junto a ti
me haces feliz
tus ojos me guían
¡Contigo siempre estaré!
y si el baño huele mal recuérdate de mí
desde un verso lleno de emoción, hasta los más deprimentes...
en la noche oscura yo te pienso
Te quiero, te adoro, que te vaya mejor."

jueves, 2 de marzo de 2017

Taller de Creación Poética (7)

Ya se acerca el día donde los estudiantes presentaran en un poema (ardua y complicada tarea) lo aprendido durante este mes del "Taller de Creación Poética". De verdad me complace decir que estuve con ellos durante este aprendizaje mutuo.



Estas rimas para ti (Angela Alfaro)

Para sentirte conmigo
Para pensarte otra vez
Para que mis pensamientos lleguen
a la punta de tus pies
con lágrimas en los ojos
te pienso una noche más
Por eso escribo estas rimas
que me recuerdan que nunca volverás.

Sentimientos (Víctor Hernández)

Los versos que hoy escribo
los hago para el amor,
para la tristeza y el odio,
también para el humor,
le expreso al mundo
todos mis sentimientos
para que ellos sientan
lo que yo siento,
para que sientan el dolor
que hay en mi corazón,
aunque no quiero
que todo sea dolor,
también quiero que haya amor,
para ti mundo
que cambias mis sentimientos,
hoy quiero cambiar los tuyos
y así hacerte mejor,
para ti mundo
mis sentimientos
hoy te entrego.


Mejor Amiga (Eduangeli Velandria)

Te escribo porque la pelea
que tuvimos no sirvió de nada,
te pido perdón porque eres
mi mejor amiga, naturalmente,
eres la mejor amiga del mundo.

Un saludo para ti (Demi Peña)

Para que también sientas mi dolor
Para que veas como lo hacía yo
Para que notes que no era solo un pasatiempo
y que era más que una pasión.

Porque debes saber que esto me hacía feliz
y oír tus críticas me hacía sufrir.

Porque creo que como padre debes notar,
que a tu hija, tu falta de apoyo la hace dudar.

Escribo para que me puedas entender
aunque tu opinión, la verdad,
de nada me va a valer.